Literatura en esperanto

LAS TRADUCCIONES DE "DON QUIJOTE DE LA MANCHA" AL ESPERANTO

Le contaba el bachiller Sansón Carrasco a Don Quijote que en el momento de la impresión de la segunda parte estaban impresos más de doce mil libros de su historia, y que “a mí se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzca”, a lo que Don Quijote respondió que “una de las cosas que más debe de dar contento a un hombre virtuoso y eminente, es verse, viviendo, andar con buen nombre por las lenguas de las gentes.” Lejos andaban ambos de sospechar que habría de contarse su historia en una lengua para cuyo nacimiento faltaban aún casi trescientos años, y que además no pertenece a ninguna nación concreta. Nos referimos, claro está, al esperanto.

Como es bien sabido, el esperanto se dio a conocer en un libro editado en 1887 en Varsovia, cuyo autor, Lázaro Zamenhof, utilizó el seudónimo “Dr. Esperanto”. Este libro contenía ya como ejemplo de texto una traducción, y traducciones fueron muchos de los primeros textos publicados en ese idioma. En algunos casos como medio de probar las potencialidades del nuevo idioma, y en otros por un prurito de los primeros adeptos de mostrar a los hablantes nativos de otros idiomas los textos más significativos de su propia literatura nacional.

En el caso español, la elección estaba clara, y uno de las primeras tentativas fue, claro está, la del Quijote. Así, inmediatamente tras la constitución de la primera asociación española, la “Sociedad Española para la Propaganda del Esperanto”, y aprovechando el tercer centenario de la publicación de la primera parte de esta obra en 1905, se convocaron una serie de actos de homenaje, entre los cuales un concurso internacional para la traducción de distintas partes de esta obra. Los textos se publicaron en la revista “La suno hispana”, portavoz de la citada asociación. Los vencedores del concurso fueron Carlo Bourlet, Geo C. Law y Vicente Inglada, y los textos se publicaron en libro, con el título “Tri ĉapitroj el la hispana verko: La sprita junkro Don Kiĥoto de Manchujo/Miĥaelo de Cervantes Saavedra”, editado por el Grupo Esperantista de Murcia.

Este primer ensayo fue, obviamente, muy parcial e incompleto. Ni la madurez del movimiento esperantista español ni su capacidad organizativa permitían abordar la empresa de forma apropiada. Ello no obsta para que se continuase con el intento, aunque, mientras tanto, los principales traductores, y singularmente el citado Inglada, se conformaron con la traducción de otras obras de mayor accesibilidad.

El siguiente abordaje de la obra de Cervantes se llevó ya directamente de forma parcial, y por parte de un miembro destacado del muy maduro movimiento esperantista catalán: Frederic Pujulà i Vallès publicó una traducción de la parte de las aventuras de Don Quijote que se desarrolla en Barcelona, con el título “Don Kiĥoto de la Manĉo en Barcelona: 5 ĉapitroj”, publicado en Berlín en 1909, dentro de la colección denominada Biblioteca Esperantista Internacional. El texto se reeditó en 1924 y es accesible actualmente en Internet, y puede comprobarse que el estilo ha mejorado apreciablemente.

Poco después se produjo un nuevo intento parcial. En este caso la iniciativa surgió del más conocido de los esperantistas españoles, el entonces presidente de la Asociación Española de Esperanto, Julio Mangada Rosenörn. Mangada había planeado la creación de una biblioteca de literatura española traducida al esperanto, y dio ejemplo mediante la traducción y edición de dos libros con obras de Cervantes: por un lado dos Novelas Ejemplares (“Las dos doncellas” y “La señora Cornelia”) y, por otro, el comienzo de Don Quijote. Ambas obras se publicaron en 1927 y se quedó de nuevo en un ensayo parcial, ya que el propio Mangada era consciente de sus limitaciones literarias y ningún otro esperantista español le siguió.

Sí lo hizo un destacado escritor en esperanto de nacionalidad holandesa, Hindrik Jan Bulthuis, que llegó a traducir la obra completamente, sin que se pudiese editar por las difíciles circunstancias económicas de la época.

La guerra civil supuso un importante hiato en la continuidad del movimiento esperantista español y, en consecuencia, en sus iniciativas literarias. Hubo que esperar a 1955 para encontrar otra tentativa, de nuevo parcial pero con mayor coherencia: Luis Hernández Lahuerta, que era el secretario de la desde poco antes denominada Federación Española de Esperanto, publicó una de las historias semi-independientes que contiene la primera parte del Quijote: la novela del Curioso Impertinente. El libro fue editado en Valencia con el título “La malprudenta scivolulo”.

Por fin llegamos a la traducción completa y canónica de la obra de Cervantes al esperanto. Y, como no podía ser menos, llegó de la mano del principal traductor de obras españolas al esperanto, Fernando de Diego. De Diego es uno de los traductores más prolíficos y reconocidos en el mundo esperantohablante, y a ese idioma ha vertido obras de muy diversos autores; por citar algunos: Federico García Lorca (“Romancero gitano”), Pío Baroja (“El árbol de la ciencia”), Camilo José Cela (“La familia de Pascual Duarte”), Ramón Mª del Valle-Inclán (“Tirano Banderas”), Pablo Neruda (“Veinte poemas de amor y una canción desesperada”), Rómulo Gallegos (“Doña Bárbara”) o Gabriel García Márquez (“Cien años de soledad”), pero también obras de Castelao, Balzac o Hemingway, además de muchas otras obras cortas publicadas en diversas revistas o antologías.

La traducción del Quijote es un verdadero monumento literario, digno del original. De Diego dedicó veinte años a traducir el texto completo, sin olvidarse de verter los poemas, los refranes, las citas que la obra contiene, y con ello no sólo puso al alcance de personas de todas las naciones esta obra, sino que creó una obra literaria con todos sus méritos.

Hay que decir unas palabras además sobre la edición, ya que ello supuso un importante reto para el movimiento esperantista español. La publicación de la obra se produjo en 1977 y corrió a cargo de la Fundación Esperanto, una entidad creada unos años antes a instancias de la Federación Española de Esperanto en Zaragoza bajo el impulso del grupo local de esa ciudad. El movimiento esperantista debe también un especial agradecimiento al mecenazgo de la familia Manteca-Cano, de Alicante, y de Víctor Ortiz, de Zaragoza. El libro consta de más de ochocientas páginas, y está adornado por los conocidos grabados de Gustavo Doré. El título fue “La inĝenia hidalgo Don Quijote de La Mancha”.

Con esta edición culminan los esfuerzos de los hablantes españoles de esperanto para poner al alcance de todos su obra más universal, en el más universal de los idiomas.

Toño del Barrio

Este texto se publicó en el libro colectivo "Donkiĥoto parolas esperanton / Don Quijote habla esperanto", publicado por la Federación Española de Esperanto con ocasión del cuarto centenario de la publicación del Quijote.
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