Sobre el esperanto

Sobre el esperanto

Qué es el esperanto

Un poco de gramática

Las letras del esperanto

Las 16 reglas

La obra de un idealista

Los primeros pasos

Flujos y reflujos en la historia

La lengua peligrosa

El esperanto y los trabajadores

Los anacionalistas

Los primeros pasos en España

La edad de oro del esperanto

Una lengua sospechosa pero tolerada

Ni clases ni fronteras

Un patrimonio casi desconocido

Una literatura madura

Las traducciones al esperanto

Literatura española en esperanto

El cine en esperanto

El humor en esperanto

En esperanto

Índice general

Sobre el esperanto

Una vía de comunicación con Europa

Los primeros pasos del esperanto en España

La rápida difusión y madurez del esperanto en España prueba que este país estaba bien integrado en los circuitos culturales europeos en el cambio de los siglos XIX a XX.

Tras la publicación del primer libro en el que el Dr. Lázaro Zamenhof describía el idioma esperanto, en julio de 1887 en Varsovia, no pasó mucho tiempo para que las noticias llegaran al otro extremo del continente europeo.

Ya en 1889 el cántabro Joaquín de Arce, bibliotecario del Senado en Madrid, respondió al llamamiento de Zamenhof, y recibió tres ejemplares de la primera gramática, dos de los cuales remitió al malagueño José Rodríguez Huertas y al murciano Ricardo Codorniu, el considerado como padre de la ingeniería forestal española.

Poco después, Rodríguez Huertas publicó una versión en español y fundó uno de los primeros clubes de esperanto del mundo, el de Málaga.

Gran trascendencia tuvo el artículo que en 1898 publicó el ex-presidente de la I República Española, Francisco Pi i Margall, en el diario republicano "El nuevo régimen", donde se hacía un canto a las posibilidades que la nueva lengua ofrecía para el acercamiento de los pueblos del mundo y la desaparición de los odios entre las naciones.

Fundación de la primera asociación nacional

Tras la fundación de los primeros círculos de esperantistas, la impartición regular de cursos y el contacto con grupos similares en otros países, el movimiento se sintió con fuerzas suficientes para fundar una asociación nacional.

La primera agrupación de ámbito nacional creada con el objetivo de difundir el idioma internacional esperanto, la Sociedad Española para la Propaganda del Esperanto (HSppE, en sus siglas en esa lengua), se fundó el año 1903, aunque sería en 1904 cuando comenzó sus actividades de difusión, con la edición de publicaciones y la organización de actos informativos.

La iniciativa corrió principalmente de la mano de esperantistas valencianos y murcianos, que constituyeron la primera Junta directiva, bajo la presidencia de Codorniu. Poco después comenzó la publicación de la revista portavoz de la sociedad, "La suno hispana" ("El sol español"), que publicaría 96 números mensuales hasta el año 1914.

El movimiento continuó creciendo de forma estable. Ese mismo año 1903 se creó la asociación valenciana, y en años sucesivos lo harían la catalana, andaluza, etc. También se fundaron poco después algunos grupos sectoriales, entre los que cabe destacar el de militares, lo que constituyó un rasgo muy especial del movimiento español en comparación con otros países, el de obreros, de mujeres, o de católicos.

Congreso Mundial de Barcelona

El impulso principal al movimiento lo constituyó la celebración en 1909 del Congreso Universal de Esperanto en la ciudad de Barcelona. Se trataba del quinto encuentro de esta clase que se celebraba en todo el mundo, y supuso la venida a Barcelona (y a Valencia, donde también se desarrollaron algunas actividades) de varios miles de personas de numerosos países, no sólo europeos.

El presidente de honor del Congreso fue el propio rey, que condecoró al Doctor Zamenhof con la Orden de Isabel la Católica.

Los primeros años de la década siguiente vieron un avance notable del movimiento, no sólo a escala española, a pesar de la escisión producida por un grupo de esperantistas que promovieron un esperanto reformado, el ido. Así, en España se aprobó en 1911 un decreto que permitía la enseñanza del esperanto en los centros de enseñanza.

La Primera Guerra Mundial

Todo este progreso se vio frenado bruscamente el año 1914, con el inicio de la Primera Guerra Mundial y el agudizamiento de los odios entre países que lo acompañó. Un golpe adicional lo constituyó el fallecimiento del fundador del idioma el año 1917.

En España, la influencia de estos problemas fue indirecta, debido a la pérdida del contacto con los colegas de otros países, pero ya el mismo año 1917 vio la fundación de otro grupo que sustituyó a la HSppE, que había desaparecido en el intervalo, la Federación Zamenhofiana.

La iniciativa correspondió a una persona que tendría una influencia muy grande en el movimiento hasta la guerra civil, Julio Mangada Rosenörn. Militar radical, masón, Mangada fue una figura destacada en la sociedad española de los años 30 y durante el comienzo de la guerra civil, y fue la cara visible del esperanto en España durante más de dos décadas.

Recuperación y crecimiento

La terminación de la guerra permitió la recuperación rápida del idioma. Renacieron anteriores grupos y se fundaron otros nuevos. El esperanto adquirió nuevo prestigio ante una sociedad harta de odios y guerras: si en toda Europa la Asociación Universal de Esperanto había prestado grandes servicios a prisioneros de guerra en ambos bandos, en España fue muy apreciada la labor de los esperantistas en el acogimiento de niños procedentes de familias que habían sufrido de forma cruel las consecuencias del conflicto.

Comenzaba la época de oro del movimiento esperantista español. Pero eso merece una consideración especial.

Continuar leyendo la segunda parte sobre la historia del esperanto en España.

Artículo publicado originalmente en Suite101.net