Sobre el esperanto

Sobre el esperanto

Qué es el esperanto

Un poco de gramática

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La obra de un idealista

Los primeros pasos

Flujos y reflujos en la historia

La lengua peligrosa

El esperanto y los trabajadores

Los anacionalistas

Los primeros pasos en España

La edad de oro del esperanto

Una lengua sospechosa pero tolerada

Ni clases ni fronteras

Un patrimonio casi desconocido

Una literatura madura

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Literatura española en esperanto

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En esperanto

Índice general

Sobre el esperanto

Los primeros pasos del esperanto

Un lenguaje construido y un movimiento social

Tras 120 años de la publicación de su primera gramática, este idioma internacional se ha convertido en el medio de comunicación de una comunidad dispersa pero aún viva.

Unua Libro de esperantoEn julio de 1887, se publicaba en Varsovia, en ruso, idioma entonces oficial en la hoy capital polaca, un libro con un título breve y descriptivo: “Lengua Internacional. Prefacio y método completo“, firmado con el pseudónimo Doktoro Esperanto. A esta edición pronto le siguieron versiones similares en polaco, alemán, francés y, poco después, inglés. Pronto se conoció que el autor era un joven oftalmólogo, nacido en la vecina ciudad de Byalistok, de origen judío, el Dr. Lázaro Zamenhof.

Una lengua internacional

El libro contenía las reglas básicas de un lenguaje construido, con una gramática sencilla, basada en los idiomas indoeuropeos, y con un vocabulario que utilizaba reglas de derivación propias a partir de raíces tomadas de las lenguas más difundidas en aquel momento, además del latín y el griego. No contenía excepciones, y se minimizaba en lo posible las complicaciones de los idiomas nacionales.

El objetivo era crear una lengua de interrelación internacional, como forma de superar las barreras y los prejuicios entre los pueblos, a la vez que se preservaba la neutralidad de la herramienta, de forma que nadie sintiese la discriminación lógica a la hora de emplear el lenguaje del otro.

El lenguaje pronto recibiría el nombre del pseudónimo de su creador, es decir, esperanto. Inicialmente esta expresión significaba “esperanzado, que tiene esperanza”.

Terreno fértil

Su difusión, a pesar de la pobreza de medios de su autor (que se había visto obligado a emplear para la edición la dote de boda), fue inmediata. Para animar al aprendizaje, ese primer texto (hoy llamado, el "Unua Libro") contenía una tarjeta en la que el lector se comprometía a aprender el idioma si otros diez millones de personas hacían la misma promesa.

La apuesta era demasiado alta, pero ello no impidió que el esperanto encontrara rápidamente un terreno fértil, al principio entre las élites ilustradas de la primera globalización, muchas de las cuales habían sido tentados con anterioridad por un proyecto similar, el "volapük", que se demostró mucho más imperfecto.

Rápida expansión mundial

En pocos años se contaron las primeras gramáticas en español y en el resto de los idiomas de cultura europeos. En 1889 se publicó un Directorio, ya con más de mil esperantistas. También atravesó los continentes, y en menos de una década tenía seguidores en América, en China y Japón.

Poco a poco comenzaron a publicarse revistas en la lengua. La primera de ellas fue La Esperantisto, en Alemania, cuya difusión en Rusia fue prohibida por la censura zarista en 1895, por contener un artículo del escritor León Tolstoy. El testigo lo tomó “Lingvo Internacia” en Suecia. También comenzaron a publicarse los primeros libros, al principio traducciones de clásicos de la literatura universal, por el propio Dr. Zamenhof, aunque pronto se unirían otros escritores, que también empezaron a escribir poesía original en el idioma.

Primer congreso de esperanto

En 1905 se celebró un primer congreso internacional de hablantes de esperanto, en la localidad francesa de Boulogne-sur-Mer. La reunión fue un éxito total, que afirmó la confianza de los partidarios del idioma en las posibilidades de la lengua como medio de comunicación real, no sólo teórico. Desde entonces reuniones similares se han repetido todos los años.

Por las mismas fechas comenzaron a formarse las primeras asociaciones nacionales para la difusión del idioma, y también las que agrupaban a los hablantes de acuerdo con sus aficiones, ideología o intereses. El centro de gravedad de lo que se comenzaba a llamar movimiento esperantista pasó del este de Europa al oeste.

Resistencias y renacimiento

La primera crisis de crecimiento se produjo en 1907, cuando algunos destacados esperantistas, encabezados por el secretario de la liga francesa, Louis de Beaufront, apoyaron una versión reformada del esperanto, el "ido". Sin embargo, la mayoría de los hablantes se mantuvieron fieles a la versión fijada por el denominado "Fundamento", una recopilación de las reglas fijadas en el ya mencionado Primer Libro, que se había aprobado en el congreso de Boulogne, ante algunas propuestas anteriores de reforma, y que permite una evolución de la lengua dentro de unas normas generales intocables.

Un impacto aún más negativo tuvo el comienzo de la Primera Guerra Mundial, en agosto de 1914, justamente el día en que iba a comenzar en París el 10º Congreso Internacional de Esperanto, una conmemoración en la que se habían depositado muchas esperanzas.

Los nacionalismos frenaron el movimiento esperantista

El desencadenamiento de los sentimientos patrioteros y bélicos supuso un importante golpe al movimiento esperantista, cuyos ideales de paz y comprensión entre las naciones se vieron brutalmente desacreditados.

En 1917 fallecía el Dr. Zamenhof. Pero su obra no murió. Se mantuvieron las actividades en los países neutrales, y a veces incluso en las trincheras. Cuando los cañones callaron, y la sociedad comenzó a darse cuenta de la locura a la que habían conducido las exageraciones del nacionalismo, el esperanto no tardó, como el Ave Fénix, en renacer de sus cenizas.

Continuar leyendo la segunda parte sobre la historia del esperanto.

Artículo publicado originalmente en Suite101.net